Pobre de un centro que fundamente su acción educativa exclusivamente en la suma de las acciones de cada uno de sus departamentos.
Un centro es una estructura social compleja enmarcada en la estructura social por excelencia, la propia sociedad, por ello no debe nunca olvidar sus dos pilares: es una micro sociedad donde además del saber se imponen otras competencias como el saber convivir. Y es parte de la sociedad que le rodea, de ella se nutre, porque en su ADN está el ansia de mejorarla y para ello adapta sus enseñanzas contextualizándolas. Un análisis social no sólo desde un prisma geográfico (mi barrio o mi pueblo) sino también desde el cronológico (demandas del joven de 2018).
La norma educativa ha dotado a los centros de herramientas lo suficientemente complejas, completas y potentes para amplificar la acción departamental, tanto desde dentro (planes y programas, labor tutorial…) como desde fuera (coordinación con estamentos del entorno, implicación de las familias en el proceso educativo, etc.) y no sólo no debemos olvidarlas, porque mejorarán nuestra acción como docentes, sino que debemos integrarlas en nuestro currículo específico.
Crear actividades que potencien la acción de la materia, implicar a las familias en los procesos de enseñanza y evaluación de nuestro alumnado, promover iniciativas con instalaciones o estamentos del entorno… va a multiplicar el necesario efecto social y competencial de nuestro currículo.
Los planes de lectura deben integrarse en el currículo con textos elegidos por los departamentos para que desarrollen, en el momento preciso, bases de la materia. El coordinador TIC no debe ser un “arregla entuertos, enchufes o cables” sino que debe promover recursos para que cada departamento adapte a su realidad educativa una demanda metodológica (gamificación, port folio, programas, app, etc.). Los programas de innovación deben ser vistos como una oportunidad de re enfocar algunos de los contenidos de nuestra asignatura más allá de dejarlos al buen hacer exclusivo de los tutores y tutoras. La orientación académica empieza en la especificidad de cada materia…
Una visión social que debe ser reflejada en las bases, en las propuestas, en los textos, en las programaciones.
Por CARLOS S. CALLEJA, profesor de Programación y UDs en Opox Academia Gijón