Acuñó en 1931 Lev Vygotski el concepto de zona de desarrollo próximo en la educación. Para el autor cabe diferenciar el nivel de desarrollo efectivo del alumn@ (aquello que es capaz de hacer por sí solo) y el nivel de desarrollo potencial (aquello que sería capaz de hacer con la ayuda de un adulto o un compañero más capaz). Este concepto sirve para delimitar el margen de incidencia de la acción educativa, o dicho de otro modo, la acción educativa intencionada, potencia y amplía sus capacidades. Esa distancia aumentada, esa diferencia entre lo efectivo y lo potencial es la llamada zona de desarrollo próximo.
En este sentido cabría una reflexión y análisis sobre los aspectos que aumentan la posibilidad de crecimiento de esa zona de desarrollo. Parece lógico pensar que si conocemos los factores que nos pueden hacer crecer para, desde ellos, crear una acción intencionada, las posibilidades de éxito serían mayores.
He decidido adaptar este importante y tradicional concepto de Vygotski y apoyado en el maestro Carles Monereo (2007) trasladarlo al ámbito escolar con el eje no en el alumno/a, sino en el centro y, por tanto, en la suma de agentes que formamos parte de él.
Un centro educativo tiene un potencial de crecimiento el cual, de desarrollarlo, incidirá directamente en la calidad y el éxito educativo del alumnado. Los centros son esos alumnos que tienen una capacidad por sí solos, pero que apoyados en las herramientas adecuadas la amplificarán.

Cabe, por tanto, analizar los agentes que aumentan esa zona mencionada. Estos agentes podríamos clasificarlos en dos bloques:
- Agentes educativos no formalizados. Claves en la educación del alumnado no forman parte directa de la vida de los centros, de esta educación formalizada, pero su implicación es fundamental. Nos estamos refiriendo a la implicación de las familias, entidades del entorno que la apoyan (asociaciones, ayuntamientos, ONG…), etc.
- Agentes de la educación formalizada. Aquí cabría diferenciar dos niveles:
- Externos al centro: Hablaríamos en una primera instancia del apoyo de la propia consejería, el fundamental asesoramiento del servicio de inspección, un ponente o asesor que en momentos determinados acuden al centro…
- Internos al centro: Organización de los recursos educativos que posee el centro. Hablamos por supuesto de la organización y trabajo de cada uno de los departamentos – equipos de nivel, pero cabe ir mucho más allá. La acción coordinada de los equipos docentes, el desarrollo de planes y programas o la acción tutorial son armas que potencian esa zona de desarrollo.
Es interesante remarcar la asociación directa que existe entre el crecimiento de la Zona de Desarrollo del centro y la calidad educativa en el logro de los objetivos del alumnado. O dicho de otra manera, la relación que existe entre los agentes (y su eficacia) que implicamos en el proceso global de un centro y el éxito en los objetivos marcados para el alumnado.
En esta línea, el propio decreto remarca la importancia de lo que estamos hablando: “La acción tutorial, la actuación de los equipos docentes (…) junto con la colaboración de las familias en el proceso educativo de sus hijos e hijas tiene una especial importancia para lograr con éxito los objetivos educativos de esta etapa” (preámbulo del Decreto 43/2015, de 10 de junio que regula y ordena el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria en Asturias. Aunque en otras etapas hay referencias similares)
EL VALOR DEL DOCENTE. Cabe dar un paso más en esta explicación y acercarlo a cada docente. Cuando hablamos de esos agentes que amplían la zona de desarrollo de un centro (departamentos, tutores, colaboración con las familias, equipos docentes, relación inter materias, planificación competencial…) todos tienen una cosa en común: lo conforman y/o articulan docentes.
Y es que son acciones que forman parte de nuestra función como docentes y son vitales para entender el día a día en un centro. Es decir, nosotros somos quienes articulamos esos agentes para dar con la tecla del éxito de esa acción educativa.
De la misma manera que un centro, educativamente, es mucho más que la suma de las acciones de los departamentos o equipos, la acción y aptitud de un docente es más que las acciones que desde la materia articula. Y, desde luego, la materia es más que los elementos desglosados en el currículo (véanse, por ejemplo, los elementos transversales).
En definitiva, cualquier análisis de la acción de los centros debe conllevar la inclusión de los agentes que potencian su zona de desarrollo. Cualquier análisis de la función de un docente debe valorar el grado de implicación en dichos agentes.