No invento nada. Tomo como referencia al maestro Pérez Pueyo para hacer mía la idea de que los centros deberían caminar hacia una secuenciación de las competencias. Y me refiero aquí a lo más concreto, a la situación, o mejor dicho a la capacidad de resolver una situación relevante, concreta y contextualizada.
Esta secuenciación competencial vendrá condicionada por una idea en la que todos estaremos de acuerdo: si las competencias son transversales a todas las áreas o materias, ¿por qué no consensuar qué valorar y en qué grado de cada competencia en cada nivel?
Los descriptores operativos del perfil de salida del alumnado que nos dará el nuevo desarrollo curricular LOMLOE nos marcan la acción, pero no la secuencia, quedando en las áreas o materias su desarrollo. Pongamos un ejemplo simple:
Dos docentes del mismo curso y diferentes asignaturas piden a su alumnado que realicen por grupos un trabajo que deberán exponer en el aula bajo un formato tipo PowerPoint o similar. Partimos de la base de que la evaluación se fundamentará tanto en aspectos propios del área o materia como en el desarrollo del entorno académico (en este caso exposición oral – apoyo audiovisual – realización y uso del PowerPoint). Y que, por tanto, los instrumentos de evaluación registrarán ambos aspectos.
Cabe preguntarse, ¿la decisión de utilizar esa herramienta ha sido individual de cada docente o consensuada?. Y de otro lado, ¿se han consensuado los puntos a valorar?
El perfil de salida nos habla de crear y reelaborar contenidos digitales en formatos de texto, audio, vídeo… en primaria (simplifico) con una gestión relevante de la herramienta en secundaria. Pero no parece superar el problema de establecer una guía común para establecer esos consensos antes mencionados.
Es decir, ¿hacer un Power Point es relevante y, por ello decidimos trabajarlo desde varias áreas en este nivel?. Y desde ahí, ¿vamos a consensuar sus indicadores de logro para la elaboración de los instrumentos?. De no ser así, ¿no crea confusión y resta valor de utilidad si desde una asignatura se valora altamente un aspecto como la presencia de fotos y desde otra se le da más peso a animaciones y transiciones?
Una acción relevante sedimentará el aprendizaje por trabajarse desde varias áreas y momentos y potenciará su implantación en el desarrollo de la persona si lo tratado es común y claramente definido.
Esta exigencia o, si se quiere, necesidad no es nueva. En nuestra comunidad ya el desarrollo hace 15 años de los currículos que completaban a la L.O.E afirmaban que los centros, dentro de sus concreciones curriculares, deberían incluir las decisiones de carácter general sobre la metodología y su contribución a la consecución de las competencias. La LOMLOE lo remarca con sus perfiles de salida pero puede quedarse a mitad de camino si lo dejamos a criterio individual de cada profe.
Un punto de partida para promover contextos de aprendizaje globales, transversalmente seleccionados y desde un consenso de sus puntos de logro.
Carlos Calleja, profesor en Opox Academia, área de Programación y currículo